Sombrío,
pequeño cementerio
dormido en la montaña.
El olivar te acuna,
tiernamente.
Mágina,
madre encrespada,
vigila la quietud
de los párpados yertos,
ansiosos buscadores de lo
eterno.
El viento te ronda,
silenciando las hojas
trémulas del chopo.
Es ese vientecillo,
cansino y gris,
fragante de tomillo y romero.
Sombrío,
pequeño cementerio,
que me aguarda al pie de la montaña. Ildefonso Gómez Sánchez.
Del poemario "Noviembre" (2004) (c)
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