El sol nace indolente
destilando la sangre
de la
aurora,
Gota a gota.
Mi frente.
Mi rostro.
Las heridas se me abren
tintando las palabras,
que ahora escribo.
El sol se alza
como el fuego,
flexible y animoso.
Yo, descarnado,
eternamente sueño.
Ildefonso Gómez Sánchez
Del poemario "Noviembre". (2004) (c)
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